Anne Boysen ganó el concurso con su lámpara de pie. En los días posteriores a la emisión del programa, recibió alrededor de 2000 correos electrónicos de personas de toda Dinamarca que querían comprar la lámpara y al menos nueve fabricantes se pusieron en contacto con ella para ofrecerse a ayudarle a producirla. Desde que presentó Moonsetter en colaboración con Louis Poulsen, ha llegado a la portada de Wallpaper y ha ganado varios premios de gran prestigio.
100 % Anne Boysen
Había que fabricar una lámpara que lograra crear espacio dentro del espacio, instrucciones que llegaron en un momento de la competición en el que a Anne Boysen le estaba yendo bien, por lo que decidió tomarse un descanso.
«En ese momento había ganado dos de tres tareas y sabía que podía permitirme experimentar un poco, por eso decidí hacer algo 100 % mío y olvidarme por un momento de la competición. Quería crear una lámpara que también quisiera para mí. Ese fue el punto de partida».
Una lámpara digna de experimentar
Ahora, en el salón de Anne Boysen hay una Moonsetter, justo debajo de su estudio, situado en la primera planta de una preciosa mansión en la que vive con su familia en Køge, a las afueras de Copenhague. Es grande. Se ríe mientras lo dice.
«La Moonsetter siempre ha estado destinada a ser grande. Debe tener un cierto volumen para que podamos sentirla con todo el cuerpo. Esa es la idea, entender cómo percibimos la luz. Por eso la hice lo suficientemente grande como para tener que usar los brazos y las piernas, de forma que de alguna manera se pueda rodear con todo el cuerpo».
Muestra cómo el lado blanco del disco difumina suavemente el led, sumergido en el marco, y cómo el lado de aluminio pulido del disco refleja la luz al girar alrededor de su propio eje, además de cómo se puede regular la luz con el pie gracias a un interruptor que también actúa como atenuador.
«Lo mejor, en mi opinión, es que siempre se puede experimentar la lámpara de manera diferente. Las lámparas ajustables se suelen mantener en una posición fija. Pero lo que la gente me cuenta de esta lámpara es que la mueven, que juegan con ella. En nuestra casa, la rotamos un poco todos los días. Y, dependiendo de dónde esté colocada y desde dónde la veas, refleja diferentes partes de la estancia y de alguna manera se convierte en un objeto, mientras también se fusiona con la habitación».
Cumple su función
Si observamos la lámpara Moonsetter, no parece el tipo de dispositivo que podría crearse en un par de días. Sin embargo, eso es casi exactamente lo que sucedió. La competición televisiva tenía plazos muy estrictos, por lo que Anne Boysen sabía que debía tener algo listo para mostrar a su equipo de herreros el lunes, después de haber recibido el encargo la tarde del jueves.
¿Qué hizo Anne? Como cada vez que comienza un nuevo trabajo, envió a su familia al campo unos días, para poder tener la casa para ella y centrarse en las instrucciones que le habían dado. El viernes por la noche, había luna llena y Anne Boysen estaba sentada en su escritorio intentando avanzar con el encargo tras unas cortinas opacas corridas, cuando, de repente, la vio.
«Había una pequeña separación entre las cortinas por la que entraba la luz de la luna y, entonces, un rayo de luz cayó sobre mi escritorio, donde había un espejo que había utilizado para fabricar un sofá. Miré al espejo, que reflejaba la luz de la luna. Lo giré y jugué con él, pensando en lo potentes que eran los rayos de luz».
Anne Boysen empezó a sacar materiales del cubo de la basura y a ver qué pasaba cuando ponía un cartón blanco y otros materiales delante de la luz, hipnotizada por lo mucho que cambiaban el ambiente y la luz en función de los materiales utilizados. En poco tiempo, el concepto de laMoonsetter quedó claro.
Impresionados
Recuerda hacer una maqueta para enseñarles la idea a su ingeniero de iluminación y a su equipo de herreros. Y aunque era fea, como dice ella, sirvió. Todo el mundo quedó totalmente convencido con la idea, la profundidad y la simplicidad del modelo de la lámpara.
«Yo sabía entonces que estaba logrando algo importante. Un producto llamativo, con el que la gente quería interactuar. El ingeniero de iluminación, los herreros y yo supimos que debía seguir adelante con la idea. Y después, llegó el éxito. Creo que, de todos mis productos, la idea de este fue la que más rápido concebí. Y también ha sido la más fácil de reproducir».
Como una obra de arte
El aspecto escultórico de la Moonsetter tampoco es casualidad, ya que Anne Boysen ha asistido a varias escuelas de arte, donde ha trabajado ampliamente con las esculturas y con cómo crear experiencias cambiantes al moverse a su alrededor.
«Cuando recibí las instrucciones, quería crear algo que yo misma quisiera tener en mi propio salón. No tengo ninguna de mis otras piezas en el salón, por lo que esta tenía que ser una obra que quisiera ver todos los días. Y para que eso sucediera, tenía que ser una pieza definida, sencilla y, al mismo tiempo, expresiva. Como una obra de arte, como una escultura que no te cansas de mirar».
Si hacemos un repaso a sus diseños a lo largo de los años, Anne Boysen siempre invita a los usuarios a jugar. Quiere que vivan una experiencia, que se conviertan en parte del diseño y que entiendan las diferencias sutiles que intenta comunicar. Desde su perspectiva, lo que le importa es poder profundizar en sus diseños y hacer las cosas de forma adecuada.
Esfuerzo
Anne Boysen ve en la sociedad una tendencia a querer cada vez más, que se sigan introduciendo un gran número de productos nuevos, muchos de ellos carentes de una larga vida útil. Por eso, para ella es importante hacer las cosas de otra manera. Prefiere dedicar más tiempo a desarrollar sus diseños para que tengan profundidad, pero también para que tengan sentido dentro de 20 o 50 años.
«Intento esforzarme. Y pienso firmemente en lo que quiero transmitir, porque lo cierto es que tenemos ya suficientes sillas y suficientes lámparas, pero si tengo que hacer algo, debe ser porque puedo contribuir con algo, con una pausa o con algo que no se haya visto antes».